En 1992, fue la primera vez que veía a los jugadores de la seleción brasileña de volley, el Carlao, Negrao, Giovanni, Maurício, Tande...éramos el país del fútebol y no sabíamos que teníamos en manos e unos grandones discretos, que no se casaban con rubias de droguería siliconadas ni coches de lujo...no bailaban samba ní se creían más que los mortales... había eso sí altura y mucha, excepto en el caso de Maurício, levantador, que tenía 1.86 cm...No ganaban tanto dinero como los jugadores de futebol, ní salían a dar entrevistas sobre la guerra del Kuait o el precio de la viviendas... éran normales y buenos... a estos que el tiempo les llevó con mí adolescencia y con todo mí cariño por eses deportistas verdaderos y reales que crearon grandes discípulos como los atuales en Peking...gracias por mantener nuestra integridad dentro y fuera de la cancha...
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